Se ponen en agua caliente cuatro tomates, se les saca la piel y se cortan menudos. Aparte se hacen calentar tres cucharadas de buen aceite, se le agregan dos dientes de ajo y cuando están dorados se retiran, se pone el tomate y, si suelta mucha agua, se deja al fuego hasta que se consuma. Antes de sacarlo se le echa sal y pimentón. Se sirve fría y poniéndola en lugar fresco dura hasta tres días.
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